Muchas economías de mercados emergentes ven en la industria del software un camino hacia el crecimiento de la exportación y de la economía. En una conferencia dictada en el FMI en diciembre, Ashish Arora, de la Universidad Carnegie-Mellon manifestó que el éxito de las exportaciones de software de los países “I” (India, Irlanda e Israel) obedecía, además de a la buena suerte y la confianza en el espíritu empresarial, a buenas políticas públicas y buen capital humano.
Según Arora, la revolución de la tecnología de la información (TI) en los años ochenta ofreció una oportunidad que podría haber sido aprovechada por muchos países; pero el mayor éxito de las empresas de software de los países “I” demuestra que las “ventajas comparativas crean el escenario pero no escriben el libreto”. A posteriori, señaló, podemos observar tres motivos que permitieron a estos países asumir el liderazgo:
El efecto diáspora. Muchos de los ingenieros y científicos que integraban el “ejército de reserva de subempleados” de estos países habían emigrado antes a Estados Unidos y el Reino Unido. Por ejemplo, “se estima que casi el 5% de la fuerza laboral en el sector de la TI en Estados Unidos está constituido por personas nacidas en India”, señaló Arora. Del mismo modo, según una encuesta realizada en 2005, tres cuartas partes de las empresas de software irlandesas tenían un fundador que había trabajado en el exterior. Ese trabajo les permitió conocer de cerca las prácticas operativas de sus futuros clientes.
Libertad para experimentar. Segundo, las empresas de software de los países “I” tuvieron libertad para experimentar. Esta confianza de las autoridades en el espíritu empresarial fue importante. “Se ha olvidado que gigantes del software indios como Infosys cometieron enormes errores iniciales, pero pudieron aprender y adaptarse”, dijo.
La suerte estuvo de su lado. La coyuntura también los favoreció: “India e Irlanda, en particular”, dijo Arora, “tuvieron la suerte de iniciar una gran liberalización y reforma de la economía” en la misma época en que la revolución de la TI permitió “desacoplar los sectores del hardware y el software”.
Aun así, en países populosos como India, la industria del software no puede servir como importante fuente de empleo. No obstante, “el entusiasmo por la exportación de software de India nunca ha sido por su capacidad de generación de empleo, sino porque demuestra lo que es posible”, dijo. “El software le ha dado prestigio a la ‘marca India’”, añadió. Los métodos de organización desarrollados por las empresas de software de India también pueden aprovecharse en otros sectores, como la ingeniería y los procesos comerciales.
¿Hay campo para otros?
En respuesta a una pregunta sobre la posibilidad de que otros emulen los éxitos de estos tres países, Arora señaló: “no hay motivos para pensar que no puedan hacerlo, pero las empresas de estos países llevan la delantera”. En tono de broma afirmó que “los servicios empresariales no difieren mucho de tener un buen plomero: una vez que confías en alguien para que arregle tus problemas, tiendes a conservar esa relación”.
No obstante, la industria de la TI ofrece varios nichos que podrían ser ocupados por recién llegados. Arora señaló a las empresas brasileñas, por ejemplo, que están aprovechando su capacidad de producción de “mejor hardware para obtener una ventaja técnica” frente a rivales de otros países.
Prakash Loungani FMI, Departamento de Relaciones Externas
Véase información más detallada, en inglés, sobre los estudios en que se basó la conferencia de Ashish Arora en http://www.heinz.cmu.edu/bio/faculty/ashish.html o en http://ideas.repec.org/e/par15.html.
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